
Taquiarritmias: más allá de la fibrilación auricular
La taquicardia es un término que se utiliza para describir cualquier ritmo cardíaco cuya frecuencia supere los 100 latidos por minuto (lpm). En el contexto de las taquiarritmias, es fundamental distinguir entre dos tipos principales: la taquicardia supraventricular (TSV) y la taquicardia ventricular (TV).
La TSV se refiere a aquellas taquicardias cuyo origen se encuentra en el área entre el nodo sinusal y el haz de His, mientras que las TV se generan directamente en los ventrículos. Esta clasificación es clave para comprender los diferentes mecanismos de las taquiarritmias y sus implicaciones clínicas.
Esta es la cuestión que centra un contenido docente del programa formativo APDAY de la semFYC, a cargo de Ángel Castellanos Rodríguez, especialista en Medicina de Familia y Comunitaria e integrante del Grupo de Trabajo de Enfermedades Cardiovasculares de nuestra sociedad científica.
Además, puedes leer la entrevista de iSanidad en la que ha participado Castellanos clicando en este enlace.
Manejo de pacientes con este problema cardiovascular
Las taquiarritmias se presentan comúnmente con palpitaciones, que son la sensación molesta del latido cardíaco, aunque también pueden asociarse con síntomas como astenia, mareo, dolor torácico, disnea, síncope y alteraciones del nivel de conciencia. Las palpitaciones pueden ser puntuales o recurrentes, y es importante determinar su frecuencia, duración y posibles desencadenantes.
El manejo inicial incluye una historia clínica completa, examen físico, electrocardiograma (ECG) y análisis de sangre. En algunos casos, puede ser necesaria la derivación a Cardiología para registros ambulatorios de ECG o ecocardiografía.
El diagnóstico diferencial se basa en la duración de los episodios y el tipo de taquicardia. Por ejemplo, las taquicardias por reentrada suelen tener una duración corta y un inicio y final súbitos, mientras que las taquicardias auriculares tienen episodios más largos y un inicio gradual. Factores como fiebre, anemia, hipertiroidismo y antecedentes de enfermedad pulmonar o cardiopatía isquémica pueden orientar hacia distintos tipos de taquicardias.
El ECG es fundamental para el diagnóstico, permitiendo distinguir entre taquicardias de QRS estrecho o ancho y su regularidad. Esto ayuda a clasificar las taquicardias en cuatro grupos según la frecuencia y gravedad.
Diagnóstico de las taquicardias
El ECG durante el episodio de taquicardia permite clasificar las taquicardias según la anchura del complejo QRS y la regularidad de los intervalos RR. Esta clasificación es fundamental para determinar el enfoque terapéutico adecuado.
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Taqicardias de QRS Estrecho: El diagnóstico de las taquicardias de QRS estrecho requiere especial atención en la localización de la actividad auricular. Generalmente, se observa una onda P antes del complejo QRS. En caso de no visualizarse, se deben buscar ondas P después del QRS. Si la identificación de la actividad auricular resulta difícil, se recomienda realizar maniobras vagales o administrar adenosina para frenar la taquicardia y poder observar la actividad auricular que podría estar enmascarada.
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Taqicardias de QRS Ancho: En el caso de las taquicardias de QRS ancho, la primera opción diagnóstica debe ser una taquicardia de origen ventricular, la cual constituye una emergencia médica. Si el paciente se encuentra hemodinámicamente estable, las maniobras vagales pueden ser útiles. Si la taquicardia se detiene, se trata de una taquicardia supraventricular (TSV) que conduce con un QRS ensanchado. Si las maniobras vagales no tienen éxito y no se observan signos de preexcitación en el ECG basal, la adenosina puede ser útil para el diagnóstico y tratamiento.
Consideraciones especiales en el uso de adenosina
En pacientes con vías accesorias conocidas, la administración de adenosina es terapéutica cuando se presenta una taquicardia de reentrada atrioventricular ortodrómica (TRAV ortodrómica), que se caracteriza por un QRS estrecho debido a la conducción retrógrada a través de una vía accesoria. Sin embargo, la adenosina está contraindicada en casos de taquicardia preexcitada o cuando se presenta una TRAV antidrómica, ya que esto implicaría una conducción anterógrada a través de la vía accesoria, lo que podría empeorar la situación clínica.
Emergencia médica: inestabilidad hemodinámica
Es importante destacar que, independientemente del tipo de taquicardia, los pacientes que presenten inestabilidad hemodinámica deben ser tratados como una emergencia médica. La prioridad es restablecer la estabilidad del paciente, independientemente de la clasificación de la taquicardia.
El manejo adecuado de las taquiarritmias requiere una evaluación clínica exhaustiva y una estrategia terapéutica personalizada, que puede incluir desde maniobras vagales hasta el uso de medicamentos como la adenosina, siempre en función de la clasificación del tipo de taquicardia y el estado hemodinámico del paciente.
Qué no hacer en su abordaje
Es fundamental seguir ciertas pautas para evitar complicaciones en el manejo de las taquiarritmias. En primer lugar, no se debe frenar las taquicardias de QRS estrecho en caso de dudas diagnósticas. La incertidumbre en el diagnóstico puede enmascarar la actividad auricular, lo que podría dificultar la evaluación y tratamiento adecuado. Del mismo modo, no se deben frenar las taquicardias de QRS ancho en pacientes hemodinámicamente estables si existen dudas diagnósticas, ya que esto podría alterar la interpretación clínica y poner en riesgo al paciente. Además, algunos procesos pueden requerir un tratamiento hospitalario. Sin embargo, no es necesario derivar todos los pacientes con taquicardias, dependen de del tipo de taquicardia y la situación del paciente.
En este contenido docente podrás encontrar múltiples tablas detalladas para un correcto manejo de este problema cardiovascular. Lo encontrarás disponible si te has inscrito al programa formativo APDAY de la semFYC.
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